Entrevista con docente innovador - Vicente David Castilla Gómez

Reflexión

Tengo que admitir que me ha costado mucho resumir mi reflexión tras hacer la entrevista. Me ha parecido una fuente de inspiración sorprendente y recomiendo a todos escucharla, ofrece una visión muy amplia de la educación actual y de diferentes formas de innovar en el aula, y no sólo tecnológicamente.

David, aunque inconscientemente, está a favor de la educación disruptiva. He descubierto varias ideas las cuáles no me había planteado anteriormente.

Innovar no solo viene por parte del profesor, sino a través de los alumnos. Ellos espontáneamente vendrán con ideas que a veces son más efectivas que las que plantea el propio profesor. No hay que tener miedo a aceptar sugerencias de parte de los alumnos, porque estas probablemente sean más efectivas para su aprendizaje. Somos facilitadores de su aprendizaje, no figuras dominantes e inflexibles.

Cuestiones que hay que tener en cuenta a la hora de innovar: ¿para qué estamos educando a los alumnos?, ¿qué se encontrarán después del colegio?, ¿utilizamos las herramientas que nos pone a disposición los avances tecnológicos?

Es muy interesante la reflexión que hace David sobre “el hombre del siglo XVII” transportado en el tiempo a la actualidad. El hecho de que en el aula no hayan cambiado muchas cosas desde entonces mientras que en las cosas cotidianas todo es totalmente distinto, dice mucho de cómo de atrasado está el entorno en una clase. Seguimos preparando a los niños para que sean máquinas de memorizar y trabajar de memoria, sin potenciar un elemento que hoy en día es vital para salir adelante en un mundo tan competitivo, la creatividad y las ideas.

El sistema educativo está obsoleto. El profesor ha de ser un mero conductor para que el alumno aprenda. Los recursos ya están creados, están por todas partes. Es mejor que alumno aprenda a utilizar los recursos de forma más independiente e intuitiva a que se lo demos todo hecho, ya que así nunca aprenderá a aprender por su cuenta.

Hay diferentes resistencias al cambio. Los programas estrictos que tienen que cumplir, los padres de los alumnos y sus dudas acerca de sus métodos innovadores y más amenos para los niños. Los compañeros, algunos acomodados que creen que por tener más años de experiencia son mejores profesores. “Tengo 35 años de experiencia” como dice David, “No, tienes un año de experiencia y lo has repetido 34 veces”. El propio centro, que establece unas presiones, como un libro de texto a seguir y terminar y un programa que está obsoleto. Lo triste es que a veces estas barreras, hace que muchos profesores brillantes no puedan sacar su talento a relucir.

En resumen, es la cultura escolar en general la que a veces dificulta que las cosas cambien y que aceptemos formas innovadoras de enseñanza como formas válidas.