Cualquier cambio si es para bien es bueno. La innovación requiere de un trabajo adicional, es una forma de trabajar sacrificada y gratificante, que requiere del apoyo de todos, donde los beneficios de su praxis revierten no solo en el aula sino en toda la comunidad docente. Estas prácticas innovadoras se encuentran al alcance de todos los alumnos, no estando limitada su aplicación para los alumnos más aventajados. Si bien cabe decir que toda innovación genera resistencias a la hora de llevarla a término, pero cuando se implanta  mejora la motivación y el aprendizaje por parte de los alumnos, llegando a mejores niveles académicos que por medio del aprendizaje por las vías tradicionales.

Se debe establecer una comunicación continua con las familias, explicándoles que los proyectos de innovación en el aula y las tecnologías son parte esencial en la vida y en la educación de sus hijos. Por lo general existe una apertura al cambio, y si hay errores se corrigen después de una correcta reflexión en equipo. Los protagonistas son los padres y los alumnos, y la finalidad de la innovación es obtener una educación personalizada, conectar con cada alumno, familiar y docente de cara a motivarles hasta alcanzar nuestra mejor versión.