En primer lugar, quizás también porque Paula es mi amiga, ha sido afirmar que esas ideas innovadoras de las que habla están ahí, no solo en ella, sino en muchos/as profesionales que no cuentan con el apoyo, los medios o el lugar apropiado para ponerlas en marcha. Cómo ha señalado, no se trata de más dinero para tecnologías o medios materiales, se trata de ganas e interés por trabajar en una línea más humanista y por ende, holística.

Pero qué sería de los centros si se diera una respuesta positiva, una apertura a nuevas formas de entender el proceso educativo, qué sería del alumnado, y en definitiva de la comunidad.

Me ha hecho reflexionar sobre los motivos que puede haber detrás de la negativa al cambio, de las dificultades que parece que hay, de las excusas que ponen los gobernantes. Quizás solo sea miedo…miedo a no saber controlar a personas críticas, autónomas, a jóvenes que han sido educados para reflexionar, para cuestionar, hablar en público, preguntarse y preguntar a sus amigos/as cómo se encuentran…jóvenes comprometidos, con ganas de aprender y con nada de miedo.

El modelo educativo que impera es productor, no potenciador. Es una gran cadena de montaje por la que vamos pasando durante años que tiene por objetivo que salgamos al mercado laboral con ciertos conocimientos que se consideran “necesarios para la vida”, aunque luego jamás hagamos raíces cuadradas, o sintaxis…Es una fábrica que nos homogeniza en lugar de potenciar nuestras cualidades.

En esta fábrica, creada en la revolución industrial, hay división de tareas, voluntad de hacernos expertos en algo concreto…división de asignaturas que jamás veras conectadas, itinerarios cerrados; también es importante que con menos de 16 años ya tengas claro qué te gusta, qué quieres ser, pero nadie te habrá enseñado a enfrentarte a todo esto.

Esa incoherencia entre el mundo “alumno” y el mundo “adulto” crea mucho más sufrimiento del que pensamos, y no hace falta preguntar a los niños que están ahora en los centros, basta con mirar dentro de nosotros/as. 

Y por último, señalar que la opción no debería pasar por destruir todo lo establecido…sino por facilitar una transición para que todos los agentes, no solo aquellos que creen en este cambio, puedan adaptarse a una nueva forma de entender la enseñanza.