Reflexión.

El haber realizado la entrevista a Rosario, y haber escuchado a una maestra con tanta experiencia en el campo de la educación y que aún tiene tanta ilusión por la escuela, me ha transmitido esas ganas, esa fuerza y esa felicidad que se siente al trabajar en algo que te gusta y te satisface; ahora tengo más claro que antes que mi camino está en ser profesor y aportar mi granito de arena a la educación.

Estoy de acuerdo con ella en que los profesores son los que tienen más peso a la hora de comenzar un proyecto de innovación. De ellos normalmente surge la idea, la tienen que llevar a cabo, evaluar el proceso y los resultados. En mi opinión, si un centro dispone de un equipo docente cohesionado y motivado, es capaz de conseguir metas aún sin disponer de grandes medios para ello. Los profesores son los que están en contacto inmediato con los alumnos y el proceso en sí.

También estoy de acuerdo en que muchas veces los obstáculos que uno se puede encontrar vienen del exterior del centro en forma de falta de medios, falta de apoyo, incluso el entorno del centro educativo influye muchísimo a la hora de poder realizar un proyecto; no es lo mismo estar en el centro de una ciudad como Madrid, que en un medio rural en Galicia.

La innovación no siempre tiene que ser un proceso muy ambicioso, apuntando a metas utópicas, sino que muchas veces un proyecto que acerque la realidad a los niños, como la salud, buenos hábitos, temas como la tolerancia, etc., pueden formar parte de un buen proyecto de innovación e integrarse en la mente de los alumnos. Lo importante es unir a las personas, si todo el centro está trabajando en la misma línea, el resultado será muy positivo al final. Lo peor que puede pasar en un colegio es que cada profesor trabaje independientemente de los demás, eso de que “cada maestrillo tiene su librillo” es un gran error desde mi punto de vista. Y puestos a utilizar frases hechas: “la unión hace la fuerza” es un buen ejemplo de cómo debe trabajarse en educación.